ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- Tiene una sonrisa
permanente en la cara, que ilumina y contagia a los demás. Quizás sea porque
hace poco que su corazón se ha vuelto a enamorar, o porque su carácter alegre y
optimista le hace ver la parte positiva de las cosas. Joan Díez cuenta sin
tapujos y con toda la tranquilidad del mundo, como si hablara de una de las
muchas ciudades que ha visitado, su vida con VIH, el otro rasgo 'positivo' de
su personalidad.
A sus 36 años, lleva cuatro compartiendo su día a día con
un virus que al principio le costó aceptar. "Tuve un tiempo de
negación y pánico", reconoce a ELMUNDO.es, una etapa en la que le
parecía que todo era un mal sueño, en la que sólo quería huir. "Sufrí,
pero luego te das cuenta de que tienes que vivir con esto y empecé a
asumirlo", dice ahora, feliz e ilusionado por su incipiente relación.
Superados los momentos de incertidumbre,
este actor catalán hoy afirma convencido que "el problema no es la
seropositividad, sino la seroignorancia. El no hacerse la prueba, por miedo, el
no querer saber, el dar la espalda a una realidad que está ahí". Por eso
quiere "desdramatizar un poco la enfermedad". Al fin
y al cabo "uno es mucho más que un seropositivo. Tengo VIH, sí, pero
además tengo muchas más cosas, virtudes y defectos. No se me puede reducir sólo
a eso".
Joan se encuentra bien. Toma desde hace dos años tres
pastillas diarias -que, por el momento, no le pasan factura- y se cuida.
"Es como si tuviera cualquier otra enfermedad para la cual necesito
medicarme. El problema realmente no está en mi interior, sino en el exterior,
en el estigma que esto sigue generando", indica. Para él, una de las
mayores dificultades de ser seropositivo es "saber cómo contárselo
a alguien que te importa, a alguien que te gusta". "Hay
mucha desinformación sobre el tema. Alguna vez me he sentido rechazado. Y
duele", añade.
Antes de infectarse, ya conocía lo que era el VIH.
"Estuve siete años saliendo con un seropositivo de EEUU. El problema es
que él estaba convencido de que no era nada serio, que con hierbas se curaba.
Formaba parte de una corriente negacionista del virus, que está bastante
extendida. Y yo me lo creí. Y tuve sexo sin protección con él", recuerda.
Sin embargo, pese a haberse expuesto constantemente, no fue entonces cuando
'pilló' el virus. "Dejamos la relación por un tiempo, tuve sexo esporádico
y ¡zas! Me tocó cuando
menos lo esperaba", dice. "Cuando eres joven te crees
inmortal. Esto me volvió a poner los pies en el suelo".
A pesar del mazazo, nunca se
ha escondido ni ha ocultado lo que es. "Creo que hay que hablarlo
abiertamente. Hay mucha oscuridad en torno al sida, cuando lo mejor sería normalizarlo y
ser transparente". Reconoce que hay muchas campañas que tratan de
alertar sobre el VIH, pero "los mensajes están poco unificados y son algo
alarmistas. Se debería lanzar una información más real y tranquilizadora.
Existe el VIH y se puede prevenir. Pero también existe un tratamiento y
funciona", concluye.
Ese gran tabú que sigue siendo el SIDA, hace que cualquier información sobre ella sea solo alarmista. Es cierto, no es forma de hacer una campaña de este modo, debería ser como dice Joan "real y tranquilizadora".
ResponderEliminarCuanto ayudan estos testimonios, a esclarecer el tema y a no tener miedo de convivir con el virus.
Besos <3
si la ignorancia y la falta de interés ante lo que crees que nunca va a sucederte en la vida... cuando igual ya lo estas viviendo sin saberlo, o lo tienes muy cerca... es mas fácil pasar de largo, evitar verlo, ser conscientes... igual con esta actitud estas mas expuesto...
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